viernes, 17 de enero de 2014

PRIMARIAS ABIERTAS . Abrir también los avales

En la década de los setenta y como respuesta a las crisis del petróleo M. Thatcher y R. Reagan comienzan la etapa neoliberal en la que actualmente nos encontramos. La “guerra fría” y la “carrera armamentística” terminaron con la descomposición de la URSS y la caída del Muro de Berlín desapareciendo el modelo dual de economía de libre mercado versus economía planificada. Europa, entre las dos superpotencias, fue capaz de desarrollar un modelo mixto basado en la socialdemocracia que permitió el desarrollo del Estado de bienestar que facilitaba una redistribución más justa de la riqueza consecuencia de unos procesos hacia una efectiva igualdad de oportunidades fruto del reconocimiento y universalidad de los derechos sociales. Ahora nos encontramos inmersos en un modelo de competencia entre capitalismos, que ha sometido la política a la economía, en el que la ciudadanía empieza a tomar conciencia de su pérdida de soberanía en el Estado y lo interpreta como un gran déficit democrático al observar como el desarrollo de los procesos que generaban la igualdad de oportunidades se están transformando en fuente de beneficios para unos pocos lo que da lugar a una creciente desigualdad que merma la necesaria amplia clase media para la estabilidad del sistema.


En esta coyuntura los partidos socialdemócratas han venido perdiendo su fondo ideológico al ser cooptados por un capitalismo que sabe optimizar las oportunidades que le brinda la desregularización del mercado y la globalización. En España se castigó severamente al PSOE por su deriva neoliberal y la consecuencia ha sido la implantación de un neoliberalismo más intensivo y radical que ha permitido conocer mejor, a través de la praxis, al fantasma que ha vuelto a invadir Europa. Ahora el PSOE trata de acercarse a sus bases socialdemócratas pero para conseguirlo debe recuperar la sintonía entre esas bases y sus órganos de dirección. Y si hablamos de democracia sólo hay un camino: de abajo hacia arriba; desde las bases. El problema es que ese proceso, que tiene que ser radicalmente democrático, depende más de unos órganos de dirección bastante desideologizados que de sus bases. Y fruto de esta desideologización de los órganos directivos, el entusiasmo que debieran poner para una regeneración de la democracia interna del PSOE y atractiva para sus simpatizantes no resulta muy convincente. 

Las bases socialdemócratas tienen muy claro que mediante procesos de democracia interna reales los valores socialdemócratas volverían a restablecerse de manera natural en el PSOE, pero se dan cuenta también de que hay intereses particulares desde la dirección que tratan de impedir una participación verdaderamente amplia y abierta. Se vio en el proceso de primarias para Andalucía y se sigue viendo en las reglas que se proponen desde la dirección del partido para establecer el desarrollo de los procesos de primarias, además de la gestión que realizan de los tiempos. Plazos, censos, una o dos vueltas, edad mínima para votar, financiación, debates entre candidatos, declaración de principios, etc., son elementos entre muchos otros, que inciden en la calidad democrática de los procesos de primarias. Particularmente, y sin intención de restar importancia a otros elementos, creo que es necesario detenerse y reflexionar un poco más en la cuestión de los avales que ha sido objeto de debate pero que se ha quedado reducido al porcentaje de afiliados necesarios para presentar una candidatura y en si un afiliado puede avalar a más de un candidato o no. Vayamos un poco más allá.

Si se quiere un proceso de primarias con participación abierta y amplia, los avalistas, al igual que los candidatos, no deben quedar reducidos al ámbito de los afiliados. Es evidente que esta fórmula beneficia a los candidatos propuestos por los órganos directivos del partido ya que los afiliados que militan, generalmente lo hacen en pro de estos cuadros directivos y por lo tanto no supondrá gran esfuerzo recavar el apoyo de estos afiliados militantes, como pudimos observar en las primarias andaluzas. Para paliar en parte esta ventaja inherente a los que ahora detentan el poder dentro del partido y que a todas luces resulta muy poco democrática, se hace necesario establecer nuevos parámetros que amplíen y abran la participación para que la competencia entre todos los candidatos sea más real y por lo tanto creíble y legitimadora.

En las primarias francesas, modelo de referencia del PSOE, los avales que respaldaban a los candidatos eran de dos tipos: avales procedentes de los afiliados y avales procedentes de los simpatizantes. Su cuantía quedaba establecida en un porcentaje sobre los afiliados para los primeros, y para los segundos, en otro porcentaje sobre el número de votantes al partido en las anteriores elecciones. La diferencia en términos absolutos entre avales-afiliados y avales-simpatizantes puede llegar a situarse en una proporción de 1:5 respectivamente. Cada candidato debía recavar el mínimo de avales establecido para cada tipo, de este modo todos los candidatos tienen que ocuparse de conseguir avales dentro y fuera del partido, y allí donde el candidato propuesto por los cuadros directivos tiene ventaja a la hora de reclutar avales-afiliados, quizá sí o quizá no (según el reconocimiento que pueda tener por los simpatizantes), ya no tenga tanta ventaja a la hora de reclutar avales-simpatizantes como la pudiera tener un candidato que no sea propuesto por los cuadros del partido. 

Se trata de desarrollar un proceso de elecciones primarias más participativo y competitivo al promover una mayor igualdad de oportunidades entre todos los candidatos. Se pretende reducir el impacto del sistema clientelar que ha venido implantándose con el paso del tiempo en demasiadas Agrupaciones (solo una ya sería demasiado) que han degenerado en un sistema de organización oligárquico. Si se quiere atraer a los desafectos habrá que empezar por reducir las causas que provocaron tal desafección. 

Dada la desafección que se ha producido entre buena parte de la afiliación y también de los simpatizantes, abrir los avales a los simpatizantes para incrementar la participación tanto cuantitativamente como cualitativamente puede resultar muy importante para una regeneración no solo de la socialdemocracia y del PSOE, sino también de la democracia y así volver a someter la economía a la política. 

José Luis Talegón Sanz


Sociólogo, Master EEES en Política y Democracia

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