viernes, 21 de febrero de 2014

Soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma

"Yo no tenía una ideología, solamente creía en nuestra causa, la de la lucha contra el racismo y por los derechos humanos, y en que era justa. "



Hace apenas tres meses Gobierno y oposición en España honraban y lloraban en público la muerte del autor de esta frase y último gran referente moral del planeta, Nelson Mandela. Defensor de la dignidad de los negros, venerado hasta la extenuación en los momentos previos a su funeral, padre de un mensaje olvidado apenas unos días después por casi todos. Los negros que en los días del funeral veíamos con fraternidad, en medio del colocón colectivo provocado por lo emotivo y mediático del momento, hoy mueren, son acosados, son insultados en playas como la de Ceuta. Los políticos que nos representaron ante el cadáver en ese homenaje  hecho carne a los derechos humanos que era Mandela, debieron dejarse sus enseñanzas olvidadas en algún fastuoso hotel sudafricano. Quizá alguno ni escuchó aquellas ideas que él defendió y que se repitieron una y otra vez en su funeral, por aquello de estar más pendiente de rememorar el gol de Iniesta que de sacar algo útil del legado de aquel hombre. Cínicamente, esos políticos que nos representaron, y aquellos que tanto lloraron la muerte de Mandela, hasta podrían parafrasearle, a su manera. La ideología es lo de menos, lo importante es la causa, pero en este caso la propia, la del juego político, que parece estar por encima de todo, y por supuesto de los derechos humanos, más si son los de negros que se ahogan en Ceuta.

Que mueran más de una docena de personas en una de nuestras playas es horrendo. Que se les hostigue e insulte cuando tratan de salvar su vida es de salvajes. Que se falte a la verdad cuando se dan explicaciones públicas sobre lo ocurrido, una vergüenza inadmisible en un cargo público. Cuanto menos, el ministro a cuyo cargo están los autores de todo eso, el político que no destituye o reprueba a quienes cometen dichos actos, el responsable al que la Unión Europea pide –una más, de una ya larga lista- explicaciones por lo ocurrido y le recrimina excesos, tiene que dimitir sí o sí. Y la oposición, especialmente aquella que se jacta de ser la que en su ADN lleva escrita la defensa de los oprimidos, de los vulnerables, tiene que exigir sin ambigüedad alguna la dimisión de ese ministro. Entregue vídeos o no. No hacerlo es incomprensible e inadmisible. Tal es así que si sus ideologías dejan de importar en favor de una causa, la del juego político, nos acaban obligando a los ciudadanos a que nos olvidemos de nuestras ideologías para defender juntos nuestra causa, que es también la de Mandela.

Seguro que hay mil argumentos para abstenerse de pedir la dimisión de ese ministro. Ahora no se nos ocurre ninguno, pero seguro que sentados en una bancada del Congreso se nos revelan por obra y gracia de algún líder todopoderoso causas mucho más importantes que exigir a nuestros gobernantes catadura moral. Pero lo cierto es que por encima de las personas y de los derechos de las mismas no puede haber nada ni nadie. Y si sus señorías piensan que sí, no sólo habrán perdido la cordura sino también lo poco que les queda de la confianza depositada en ellos por los ciudadanos. Acaba William E. Henley su poema Invictus, que en la película del mismo nombre Mandela recoge como loa a la victoria,  con aquello de “soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma". Ilustrísimas señorías, guíen bien sus almas, que de su destino ya nos ocupamos nosotros.


Chema Cruz,
Miembro de Foro Ético, periodista, cooperante.
Este artículo de opinión refleja la postura de la asociación Foro Ético ante los hecho acaecidos en Ceuta, la actuación del Gobierno del Partido Popular en relación a los mismos y la abstención de ciertos partidos de la oposición a pedir la dimisión del Ministro de Interior de España.

2 comentarios:

  1. Dicen que el paso por Interior genera una especie de vínculo entre quienes han ocupado la cartera que puede llevar a una especie de solidaridad mal entendida. Uno empieza a estar muy harto de esta clase de complejos de los que ayer tuvimos dos pruebas, la no petición de dimisión, y esa especie de auto de fe preventivo ante una declaración sin efectos jurídicos, que tuvo un tercer tiempo bochornoso cuando se tuvieron que dar explicaciones de que no se va a volver a hacer. No se si en Ferraz son conscientes del daño que producen estas cosas. A buen seguro, los diputados del PSC sí que son conscientes. Al final, cada uno de los que ocupan el escaño va a tener que decidir a quién debe lealtades, si a quien les pone en una lista o a unas ideas, unos compromisos y una ciudadanía, pero nos estamos ganando a pulso la irrelevancia, lo cual, a nivel de partido me preocupa bastante menos que las consecuencias para la sociedad de consolidar a la derecha como plato único del menú.

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  2. El ministro de interior tenía que haber cesado hace tiempo, y tal vez nos hubiéramos salvado algunas vidas ha día de hoy, pero seamos realistas, somos la puerta entre Europa y África. El problema en realidad es del hemisferio norte y sur. El hambre es un emisario de la muerte; no tiene ideología ni teología, es una bestia que la patrocina los países ricos en su aptitud de explotar las
    riquezas de los pueblos africanos y demás continentes en sus trópicos.
    La solución al problema en gran parte pasa por las naciones desarrolladas, ejemplos : No vendiéndoles armas para evitar las guerras crueles, hacer políticas de desarrollo económico para detener la hambruna, ser más justos en la riquezas mineras no dejando a la dictadura de las multinacionales hacer sus políticas caníbales ect, ect, ect... Todo es cuestión de dividir entre los demás, seguro que nos evitaríamos problemas como el de Ceuta desgraciadamente o la isla la
    Lampedusa. Todo pasa en la voluntad de hacer las cosas bien en su conjunto, pero si , tenemos un ministro de interior mediocre, eso no lo pongo en duda.

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