lunes, 27 de mayo de 2013

NUEVO MODELO ECONÓMICO

La crisis que estamos sufriendo pone en evidencia el modelo económico de la sociedad de bienestar. El fracaso del comunismo en la Europa del Este y el desmoronamiento del sistema comunista de la URSS han dejado claro a los líderes políticos de occidente que el único modelo económico viable es el liberalismo capitalista y la globalización de los sistemas financieros. 


El problema del liberalismo económico para las sociedades, es que el capital precisa para obtener el máximo beneficio y la mayor competitividad de un sistema que le permita la flexibilidad en los medios de producción al coste más bajo posible. Los mercados emergentes y la competencia brutal de los productos orientales obligan al capital occidental o bien a emigrar donde los costes de producción son menores o, bien, a buscar una reducción de esos costes en las zonas de influencia. 

En esta situación de los mercados occidente debe reconvertir su modelo económico desarrollado en postguerra. El Boom demográfico de los años 50 y 60 en toda Europa, incluida España, producto de la necesidad de repoblación tras los efectos devastadores de la II Guerra Mundial y el gran desarrollo económico de una emergente Europa catapultó sus sociedades a la consecución de un modelo con altas prestaciones sociales que culminó su progresión a finales de los 80, cuando esta gran masa de población se incorporó al mundo laboral. Afortunadamente, merced a las grandes reservas de capital y a la necesidad de adaptar las administraciones públicas al nuevo orden democrático, el PSOE solucionó el problema mediante la ampliación del funcionariado. Ministerios como justicia, Hacienda y las administraciones locales abrieron sus puertas de par en par a los jóvenes universitarios que se incorporaban al trabajo. Por otro lado, durante la década de los 90 se facilitó a las grandes empresas las prejubilaciones para que se sustituyeran sus recursos humanos obsoletos por jóvenes mejor preparados. Estos jóvenes nuevos trabajadores crearon sus familias y se vieron necesitados de buscar una vivienda. La nueva normativa de Aznar de vender el suelo público para la construcción masiva y la colaboración de la banca para que todos accedieran al crédito y la llegada del euro produjo la gran burbuja financiera que mantuvo a nuestro país en una situación de “felicidad económica” hasta que todo estalló en 2007, cuando se desmoronó el gran gigante creado con pies de barro sobre la base de una riqueza ficticia. 

La deplorable gestión de los recursos por parte de los gobiernos, su falta de previsión, la carencia de reservas económicas y el despilfarro de las Administraciones públicas (sin mentar la corrupción), nos han conducido a la quiebra del sistema. España con cinco millones de parados y diez millones de jubilados no puede mantener el modelo de sociedad de bienestar al igual que le pasa al resto de los países occidentales. En este momento de desesperación, todos los gobiernos de la Europa del Euro han puesto sus ojos al modelo USA como forma de salir adelante o, lo que es lo mismo, al modelo de liberalismo capitalista. 

Cómo todos sabemos, para que este modelo funcione se requiere: 

1.- Gran nivel de consumo. Es necesario un altísimo nivel de consumismo y un amplio mercado. Creación de la Unión Económica Europea. 

2.- Una moneda y un sistema financiero común. El Euro. 

3.- Zonificación de la producción de los recursos minimizando la competencia. 

4.- Flexibilidad de los elementos productivos, incluida la mano de obra. Reforma laboral. 

5.- Reducción del gasto público y privatización de los sistemas de salud y pensiones. Externalización del funcionariado. 

6.- Recorte de la libertad en beneficio de la seguridad. Mayores atribuciones a los cuerpos de seguridad del Estado y ejército. 

Tras este breve y sencillo análisis de una situación económico-social mucho más compleja, podemos resumir diciendo que estamos viviendo el cambio de nuestro obsoleto sistema de estado de liberalismo social o de bienestar a un sistema de puro liberalismo capitalista. Hasta la fecha ha quedado demostrado que es el sistema más eficiente, desde un punto de vista exclusivamente económico; pero que consecuencias conlleva: 

1.- Ruptura de la igualdad social y estructura de diferencia de clases. Una gran divergencia entre pobres y ricos y no sólo en el aspecto económico sino también en materia de justicia, salud, educación y cultura. 

2.- Una dependencia absoluta de la clase trabajadora respecto al capital. La flexibilidad del sistema económico obliga a soportar a la clase obrera los vaivenes de la economía sin ningún tipo de protección social. 

3.- Incremento de la marginalidad en un sistema de feudalismo capitalista, lo que implica la pérdida de los derechos por lo que la clase obrera ha luchado desde la 1ª revolución industrial. 

El problema al que nos enfrentamos es muy grave. Muy grave porque en un mundo globalizado financieramente no es posible escapar del feudalismo impuesto por el capital. Los países sujetos a este sistema han dejado de ser independientes respecto a sus políticas económicas y están obligados a seguir las pautas de aquellos que ostentan el poder con el dinero. El enfrenarse a la globalización por parte de algún Estado le supone la represión económica o incluso militar o la marginación, como les ocurre a los países que se niegan a acatar sus exigencias. (Países Árabes, Cuba, Venezuela, Corea del Norte, entre otros). Todo ello, por supuesto, orquestado con una poderosa manipulación informativa que demoniza a los países que se niegan a entran en la rueda del capital o se oponen a sus intereses. 

¿Qué hacer? Difícil cuestión ésta. Para aquellos que se encuentren en una buena posición y dispongan de medios económicos, llegan buenos tiempos. A partir de ahora será más barato y más eficiente montar empresas y ganar dinero. El capital se verá favorecido. Las grandes empresas medrarán y ganarán más dinero. Es el momento de las compañías de seguros (sobre todo de salud y pensiones), la banca y las grandes multinacionales. Tras la limpieza de la competencia más débil que se ha desvanecido con la crisis, los más poderosos lo serán todavía más. 

Nuestros jóvenes deberán adaptarse a un mercado laboral muy competitivo, con más obligaciones y menos derechos, donde la movilidad funcional y territorial será una constante y donde será precisa una gran formación a la que sólo unos pocos tendrán acceso. Además deberán acostumbrarse a garantizar tanto su presente como su futuro cubriendo sus riesgos mediante coberturas privadas tanto de salud como de viudedad, orfandad, incapacidad y jubilación. 

Probablemente, aunque también sufran recortes en sus prestaciones, los jubilados tampoco se verán gravemente perjudicados; pero… ¿Qué pasa con los mayores de cincuenta años en paro? ¿Qué pasa con todos los parados provenientes de la construcción, la industria, la minería y aquellas otras actividades que han sido descartadas por nuestro sistema de producción local? ¿Qué pasa con los dependientes y enfermos crónicos? En el mundo del capitalismo liberal puro, no hay sitio para ellos. 

¿Soluciones? Las soluciones por parte del gobierno español, como todos los indicios parecen apuntar, son las de la implantación de un modelo económico de liberalismo capitalista siguiendo los patrones norteamericanos y en comunión con nuestros socios europeos. La transición a ese modelo va a ser muy dura, sobre todo para las clases más desfavorecidas y sin posibilidades de adaptación al encontrarse en una edad avanzada y no disponer de la de formación apropiada. 

¿Es viable un modelo alternativo para mantener el sistema de capitalismo social? Sí lo es. Pero es demasiado costoso y obliga al capital a reducir drásticamente sus beneficios al igual que obliga a los más ricos a un esfuerzo solidario mediante un incremento de sus impuestos. Para ello, sería necesario disminuir la imposición indirecta que grava el consumo y aplicar unas tablas de imposición directa con tipos de gravámenes más altos para las rentas más altas. Obviamente, esto no le interesa al capital que encuentra paraísos fiscales para sus beneficios y países donde los costes de producción, fundamentalmente la mano de obra, son mucho más bajos. 

Es obvio que los gobiernos occidentales incluido el PP ha apostado claramente por un sistema de capitalismo puro y está dispuesto a mover sus fichas durante el tiempo que se le permita estar en el poder para satisfacer y beneficiar al capital. 

Por ello en contra de la lógica solidaria y que garantice los beneficios sociales a la ciudadanía, los estados de la zona euro han comenzado una batalla contra la sociedad de bienestar mediante una batería de medidas de imposición rápida: 

1.- Incremento desmesurado de la imposición indirecta (IVA). 

2.- Reducción de las tributaciones directas a las empresas y grandes capitales, 

3.- Privatización de la salud y la externalización de los servicios públicos a empresas privadas. 

4.- Modelo de pensiones y coberturas de riesgo privados. (Externalización de las pensiones y de las coberturas de viudedad, orfandad e incapacidades). 

Así, el PP está desmantelando de forma irreparable el sistema de medidas de protección del Estado y el sistema de pensiones público. El problema es que el PSOE, conocedor del plan económico previsto por los países de la zona euro lejos de plantar cara y buscar alternativas, agachó las orejas y cedió a tales imposiciones. El Sr. Zapatero dimitió y entregó el poder al PP para que se encargase de aplicar los mandatos de nuestros socios europeos y USA. El PSOE sabe que España no tiene capacidad para desvincularse del mandato occidental y ha preferido esconder la cabeza como una simple avestruz mientras se hace “lo que se debe hacer”. Negarse a las medidas impuestas por la CEE y USA significaría volver a la autarquía económica como Cuba o Corea del Norte, algo impensable en estos momentos. 

Para los analistas, este proceso de cambio de modelo económico, si bien es cierto que se cobrará un gran número de víctimas y sumirá a una quinta parte de la población en la miseria, siempre es mejor que una guerra, que ha sido el mecanismo que se ha utilizado cada vez que se ha producido una grave crisis económica como la actual. (Última referencia crisis del 29 y II Guerra Mundial). 

Personalmente pienso, ante las expectativas de fuertes nubarrones sobre nuestro panorama social, disfrutar de la vida lo más posible y tratar de guardar algo de caja para los tiempos difíciles que se avecinan. Estoy seriamente decidido a cambiar el jardín por un huerto y una granja de gallinas y conejos. Adaptarse o morir.

José María Bayod

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