Confianza es la palabra clave de un vocabulario en
el que destacan otras como incertidumbre, paro, corrupción, impunidad, indignación,
hastío y descrédito. La recuperación de la confianza se ha
convertido en la búsqueda de la piedra filosofal que
nos ayude a salir de este infierno. Y es el auténtico reto de quienes seguimos en política para construir, desde comportamientos éticos, un proyecto alternativo para España con el que identificarnos y una estrategia de accion con la que
afrontar los efectos económico-financieros de una crisis
que hunde sus raíces más allá de la explosión de la burbuja inmobiliaria y que es producto de la tiranía de los mercados especulativos en un sistema que repugna.
Se necesita demostrar otra forma de entender y de
gestionar la política para encontrar salidas que
generen confianza en quienes están
padeciendo el drama del desempleo, salidas no exentas de complejidad y
sacrificios repartidos con más sentido de la justicia. Una
posición política que parta de la autocrítica
por los errores cometidos por la socialdemocracia, de la firmeza insobornable
en la depuración de responsabilidades, del
reencuentro con los valores éticos y de la defensa de una
democracia participativa en la toma de decisiones.
Es posible que así podamos recuperar la CONFIANZA perdida en el futuro del País, en la democracia como sistema de gobierno para el logro de nuestro
bienestar y convivencia, en unas instituciones pendientes de regeneración y en una Europa rendida hoy a los intereses de los mercados.
Ante este panorama un grupo de
"resistentes" de pensamiento progresista plural hemos tenido el
atrevimiento de crear un Foro Ético
para luchar contra los molinos de viento de la corrupción, para dignificar el ejercicio de la política y descontaminar la democracia. Un Foro Ético virtual que aspira a ser un espacio libre en la red para el
encuentro y la reflexión de muchos huérfanos políticos en torno a propuestas
dirigidas a la sociedad y a los partidos, especialmente al PSOE, para que se
vuelquen en la regeneración democrática y la defensa de los derechos sociales y servicios públicos que garanticen la dignidad en la vida de las personas.
Ante la opinion extendida de que vivimos en un
estado de corrupción y más allá de las buenas palabras y las
acusaciones de "y tú más", sólo caben medidas políticas de aplicación inmediata y reformas
legislativas contundentes por la vía de
acuerdos transparentes entre los partidos y las organizaciones sociales.
Actuaciones que, además, han de venir acompañadas de una fiscalización
efectiva y un seguimiento detallado del
cumplimiento de las leyes tanto por las instancias judiciales como por
organismos y observatorios democráticos
e independientes.
Cuestiones
claves como los indultos arbitrarios del Gobierno, la prescipción de ciertos delitos, la no inhabilitación de empresas corruptoras, la carencia de medios para agilizar la
tarea de las instancias judiciales, la falta de transparencia en la financiación de los partidos, la dependencia de los organismos de control y
reguladores, las limitaciones de la actual ley electoral, la no investigación de todos los agujeros bancarios, etc, han de ser resueltas con
propuestas de urgencia por una Ponencia en el Congreso de los Diputados.
Partimos de una constatación real: O se aborda una reforma legal profunda para prevenir y
castigar la corrupción y se practica otra forma de
hacer política o se producirá el estallido social y la ruptura total de la sociedad con los
politicos. No obstante, reconozco que llegamos tarde porque la opinión pública y la ciudadanía ya no creen en la capacidad de autoregeneración de los propios partidos. Será muy difícil que la ciudadanía vuelva a confiar en nosotros, los políticos, y en los partidos para plantear una segunda transición.
Existen, por tanto, razones sobradas para exigir
voluntad política a los diferentes gobiernos,
empezando por el del Presidente Rajoy, y a los dirigentes políticos para atacar la corrupción, los vicios y comportamientos inmorales, acabar con la financiacion
irregular de los partidos, imponer la transparencia en su funcionamiento y la
democratización de los procesos para la toma de
decisiones y la selección de sus candidatos.
En resumen; la crisis con sus consecuencias en
millones de familias que viven en la precariedad, el desempleo y la
incertidumbre, cuando no en la desesperación, ha acentuado la desconfianza generalizada, las sospechas y el
rechazo hacia el sistema político institucional en España, debilitando la democracia. El tiempo de las palabras ha concluido y
debemos pasar a los hechos. Mañana
ya será muy tarde para atrapar la
confianza.
Odón Elorza
Diputado Socialista por Gipuzkoa
9 de febrero de 2013
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