sábado, 9 de febrero de 2013

RECUPERAR LA CONFIANZA O MORIR EN EL INTENTO.

Confianza es la palabra clave de un vocabulario en el que destacan otras como incertidumbre, paro, corrupción, impunidad, indignación, hastío y descrédito. La recuperación de la confianza se ha convertido en la búsqueda de la piedra filosofal que nos ayude a salir de este infierno. Y es el auténtico reto de quienes seguimos en política para construir, desde comportamientos éticos, un proyecto alternativo para España con el que identificarnos y una estrategia de accion con la que afrontar los efectos económico-financieros de una crisis que hunde sus raíces más allá de la explosión de la burbuja inmobiliaria y que es producto de la tiranía de los mercados especulativos en un sistema que repugna.

Se necesita demostrar otra forma de entender y de gestionar la política para encontrar salidas que generen confianza en quienes están padeciendo el drama del desempleo, salidas no exentas de complejidad y sacrificios repartidos con más sentido de la justicia. Una posición política que parta de la autocrítica por los errores cometidos por la socialdemocracia, de la firmeza insobornable en la depuración de responsabilidades, del reencuentro con los valores éticos y de la defensa de una democracia participativa en la toma de decisiones.

Es posible que así podamos recuperar la CONFIANZA perdida en el futuro del País, en la democracia como sistema de gobierno para el logro de nuestro bienestar y convivencia, en unas instituciones pendientes de regeneración y en una Europa rendida hoy a los intereses de los mercados.

Ante este panorama un grupo de "resistentes" de pensamiento progresista plural hemos tenido el atrevimiento de crear un Foro Ético para luchar contra los molinos de viento de la corrupción, para dignificar el ejercicio de la política y descontaminar la democracia. Un Foro Ético virtual que aspira a ser un espacio libre en la red para el encuentro y la reflexión de muchos huérfanos políticos en torno a propuestas dirigidas a la sociedad y a los partidos, especialmente al PSOE, para que se vuelquen en la regeneración democrática y la defensa de los derechos sociales y servicios públicos que garanticen la dignidad en la vida de las personas.

Ante la opinion extendida de que vivimos en un estado de corrupción y más allá de las buenas palabras y las acusaciones de "y tú más", sólo caben medidas políticas de aplicación inmediata y reformas legislativas contundentes por la vía de acuerdos transparentes entre los partidos y las organizaciones sociales. Actuaciones que, además, han de venir acompañadas de una fiscalización efectiva y un seguimiento detallado del  cumplimiento de las leyes tanto por las instancias judiciales como por organismos y observatorios democráticos e independientes.

Cuestiones claves como los indultos arbitrarios del Gobierno, la prescipción de ciertos delitos, la no inhabilitación de empresas corruptoras, la carencia de medios para agilizar la tarea de las instancias judiciales, la falta de transparencia en la financiación de los partidos, la dependencia de los organismos de control y reguladores, las limitaciones de la actual ley electoral, la no investigación de todos los agujeros bancarios, etc, han de ser resueltas con propuestas de urgencia por una Ponencia en el Congreso de los Diputados.

Partimos de una constatación real: O se aborda una reforma legal profunda para prevenir y castigar la corrupción y se practica otra forma de hacer política o se producirá el estallido social y la ruptura total de la sociedad con los politicos. No obstante, reconozco que llegamos tarde porque la opinión pública y la ciudadanía ya no creen en la capacidad de autoregeneración de los propios partidos. Será muy difícil que la ciudadanía vuelva a confiar en nosotros, los políticos, y en los partidos para plantear una segunda transición.

Existen, por tanto, razones sobradas para exigir voluntad política a los diferentes gobiernos, empezando por el del Presidente Rajoy, y a los dirigentes políticos para atacar la corrupción, los vicios y comportamientos inmorales, acabar con la financiacion irregular de los partidos, imponer la transparencia en su funcionamiento y la democratización de los procesos para la toma de decisiones y la selección de sus candidatos.

En resumen; la crisis con sus consecuencias en millones de familias que viven en la precariedad, el desempleo y la incertidumbre, cuando no en la desesperación, ha acentuado la desconfianza generalizada, las sospechas y el rechazo hacia el sistema político institucional en España, debilitando la democracia. El tiempo de las palabras ha concluido y debemos pasar a los hechos. Mañana ya será muy tarde para atrapar la confianza.


Odón Elorza
Diputado Socialista por Gipuzkoa
9 de febrero de 2013 

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