viernes, 20 de diciembre de 2013

El aborto y el Gobierno del PP.

Tener que decir en pleno siglo XXI que las mujeres tenemos derecho a un aborto legal, libre y gratuito, a que se nos reconozca plena capacidad para decidir sobre nuestro cuerpo, nuestra reproducción, nuestra salud... es algo que no pensé que tendría que hacer.

Tengo una hija de 16 años y cuando yo tenía su edad el aborto en España estaba prohibido. Aún recuerdo los comentarios escondidos relativos a alguna conocida que ingería no recuerdo que hierbas, o se lanzaba al suelo desde lo alto de la escalera, o tomaba aspirina esperando el milagro del aborto espontaneo. Aun recuerdo el miedo que teníamos las jóvenes de esa edad a quedar embarazadas.

 La idea de ese embarazo no deseado, no planificado, imposible de asumir para quienes aún luchábamos por buscar  nuestro lugar en el mundo, nos inoculaba el temor de tener que buscar una "clínica clandestina" que, en el mejor de los casos, y siempre que tuviésemos el dinero suficiente, utilizaría instrumental esterilizado; a ese horror se añadían: los riesgos de expulsión de su carrera y cárcel para los profesionales que se atrevían a ayudar a las mujeres en esa situación,  la posibilidad de ser condenadas, de contraer una infección, de desangrarnos .... todo ello, nos hacía sentir un miedo irracional al embarazo, lo que condicionaba, sin duda, nuestra libertad y por tanto, nuestra vida.

Obviamente, ni se nos pasaba  por la cabeza la idea de poder conseguir el dinero suficiente para abortar en Londres, allí donde quienes tenían dinero pasaban un fin de semana "de compras" en el que "el problema" quedaba solucionado. Nosotras no teníamos esa opción. 



Recuerdo  a mi profesor de derecho Penal, Don Marino Barbero Santos, abogando, algunos años antes de la primera ley,  por la despenalización del aborto y explicando a un auditorio de jóvenes universitarias de apenas 18 años como se practicaban abortos clandestinos en la pobreza, con agujas de punto y similares materiales (no sé porqué, pero las agujas de punto se me quedaron grabadas en el alma), provocando desgarros irreparables, muertes incluso, de aquellas menos favorecidas económicamente que, saltando todas las trabas, encontraban una esperanza para poder abortar que acababa, en muchas ocasiones, en la esterilidad cuando no en la cárcel o en la tumba.



El 5 de julio de 1985, tras muchos esfuerzos y lucha feminista se despenalizó el aborto en España. Atrás quedaban esos años oscuros ... esa ley, que inicialmente despenalizaba tres supuestos, fue mejorada en 2010 con la ley de salud sexual y reproductiva y de interrupción voluntaria del embarazo vigente por el momento.



Hace meses el Ministro Gallardón ya nos amenazó a las mujeres con volver a la regulación de 1985 y por tanto a la posibilidad de que fueran necesarios abortos clandestinos,  con tan absurdas excusas como la supuesta "violencia estructural" que tantas críticas levantó, y en un paso mas en la vuelta a aquellos lejanos años 80 , decía que el aborto "No es un asunto prioritario para el Gobierno y se analizará cuando toque, incluyendo la posibilidad de excluirlo de la cartera básica de servicios."

El Ministro de ¿Justicia? (que falta de precisión en los términos) de España ha decidido al parecer que ya toca y hoy el Consejo de Ministros aprobará cambiar la ley de plazos por una de "indicaciones" en la que hasta el riesgo para la vida de la madre deberá acreditarse. "Será una constatación, no una declaración". Se han apresurado a decir que las mujeres que aborten no irán a la carcel, pero también que sí serán condenados los profesionales que colaboren en la interrupción voluntaria de un embarazo que al Gobierno le parezca reprobable. 

Parece que la pobreza o el drama de los desahucios o del desempleo no son problemas que están ahí, y este Gobierno pretende  crear un problema donde no lo hay y quitarnos a las mujeres nuestro derecho a decidir si queremos o no tener descendencia. Las mujeres somos para el Gobierno actual seres con la capacidad de obrar limitada, con escaso discernimiento respecto de lo que nos conviene o, si me permitís, incubadoras del Estado. 

Espero de mis conciudadanos que esta intolerable intromisión en la vida de las mujeres no se consienta, de mis representantes políticos que defiendan la bandera de la libertad y que se comprometan a impedir con todos los mecanismos a su alcance que se cometa tamaña ignominia.


Aplicar a la generalidad la moral de unos pocos. Esa es la postura que ha tomado el Gobierno. Y si no se está de acuerdo, se impone por la fuerza. La de la inquisición en su momento, la del franquismo después, la del neoliberalismo nacionalcatólico de moral restrictiva de derechos ciudadanos  ahora.

Se pretende la modificación legislativa de una regulación que , tal cual está,  ha sido aceptada por la sociedad española sin mayores problemas, y que lo único que hace es permitir que quien así lo decida haga uso de su derecho.

No podemos permitir que devuelvan a este país al blanco y negro de nuestros peores recuerdos, no podemos consentir que se imponga a toda la sociedad la moral de unos pocos, tenemos que evitar que las mujeres tengan que recurrir a las agujas de punto si desgraciadamente  no puedan pagar un aborto en Londres.



Otilia Armiñana Villegas

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2 comentarios:

  1. Lo único que llevaban en el programa y parecen dispuestos a cumplir y encima a escondidas y con discriminación, pues es asunto que afecta a las mujeres principalmente y su participación en la elaboración de esta ley es mínima, cuando debería ser en la práctica exclusivamente de ellas, y, como ya es costumbre en este gobierno se hace con autoritarismo, sin tener en cuenta el respaldo de la actual ley vigente muy superior al que puedan tener ahora con toda su mayoría.

    José Luis Talegón

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  2. Para este gobierno la protección de la vida humana termina justo en el momento en que se nace. Para este gobierno los servicios deben ser privados pero su moral debe ser la de todos. A este gobierno legislar retrocediendo en el tiempo eliminando cualquier posibilidad de acuerdo le parece normal, y devolver a las mujeres a la segunda división, también. Gestionar en base a cifras macroeconómicas en lugar de fijarse en los ciudadanos, priorizar intereses empresariales en lugar de personas, es lo suyo.
    Este gobierno es letal, y desgraciadamente no es una metáfora.

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