Han hecho
falta años de comportamientos poco éticos y poco estéticos por parte de unos,
con la connivencia de otros, el desconocimiento de muchos y la ceguera
interesada de los que podrían haberlo evitado, para llegar a la situación de
desconfianza en los políticos y en la política que marcan, mes tras mes, los distintos sondeos
de opinión ya que seamos una sociedad con una grave enfermedad democrática.
Para poner
remedio a todos los obstáculos que impiden que el pueblo soberano se sienta
realmente representado por instituciones y partidos, es preciso formular una
alternativa creíble, una alternativa que, permitiéndonos luchar contra la
crisis con un reparto real y justo de los sacrificios, garantice la
regeneración ética de la política.
Esa
alternativa debe pasar ineludiblemente por medidas políticas de aplicación
inmediata y reformas legislativas contundentes.
Son muchos
los artículos y muchas las tesis respecto a lo que debiera hacerse y como
debiera hacerse y surgen casi a diario plataformas de distinto signo con aportaciones,
todas ellas interesantes, que no terminan de cuajar en un discurso común.
Con ánimo de
síntesis de todo lo leído hasta ahora, planteamos a continuación ese decálogo
inexcusable para la regeneración que cualquier demócrata progresista debiera
defender
1.-
Arbitrar mecanismos que vigilen los compromisos electorales.
Para que no
pueda pasar que los compromisos con la ciudadanía se conviertan en papel mojado
el día siguiente a las elecciones y las excusas y apelaciones a la “ ineludible necesidad” sean revisadas
y aceptadas, o no, por los electores. Este punto pasa necesariamente por
profundizar en nuestra democracia representativa para convertirla en:
2.- Democracia participativa,
consultiva y deliberativa.
A modo
ejemplificativo, que no exhaustivo, podemos citar un mayor desarrollo de las
Iniciativas Legislativas Populares, creación de un Comité de seguimiento
electoral o la figura del referéndum revocatorio que diera paso a la
convocatoria de nuevas elecciones, en el caso de que la ciudadanía entendiera que
el incumplimiento es merecedor de tal sanción.
3.- Estatuto del cargo público.
Con
eliminación de privilegios, regulación transparente y razonable de sueldos y
dietas, reforzamiento de las medidas de incompatibilidad del cargo público con
el ejercicio de actividades económicas en el sector privado y control de
“puertas giratorias” en ambos sentidos considerando la imprescindible
regulación de los conflictos de intereses que surgen de las actividades
privadas desarrolladas antes de acceder a un determinado cargo.
4.-Investigación
a fondo de los escándalos financieros y depuración de las responsabilidades.
De Bancos y
Cajas de Ahorro, de evasión de capitales, de delitos fiscales, de compra-venta
de voluntades, así como de la financiación irregular de los partidos políticos,
con adecuada atención a los corruptos y también a los corruptores.
5.- Reformar las leyes de
funcionamiento y financiación de los partidos.
Asegurando
que el funcionamiento sea plenamente democrático, con transparencia en la
elección de aquellos llamados a ser nuestros representantes, con rendición de
cuentas no solo financieras sino también de comportamientos y funciones de los
cargos públicos con democracia en los procedimientos de toma de decisiones.
En el ámbito
de la financiación impidiendo las donaciones, que deben prohibirse, así como
reducir el plazo de rendición de su contabilidad que deberá ser publica y
realizarse íntegramente ante un Tribunal de Cuentas también reformado para que quede plenamente garantizada su función de control.
6.-Transparencia
y buen gobierno.
Forzar la
ejemplaridad en el comportamiento de los responsables políticos pasa
ineludiblemente porque estos den cuenta de sus actos y de en que gastan el
dinero de todos, de forma fácil. Todo debe ser accesible a la información
pública, lo que no puede contarse no debe hacerse.
7.- Selección en base a los principios
de mérito y capacidad.
Miembros del
Tribunal Constitucional, el Tribunal de Cuentas, el Consejo General del Poder
Judicial, el Defensor del Pueblo, el Fiscal General del Estado, el Director
General de RTVE y los Organismos Reguladores, los miembros españoles del
Tribunal Europeo de Derechos Humanos, el Tribunal de Justicia de la Unión
Europea y el Tribunal de Cuentas Europeo, de tal manera que se valore el
curriculum de los candidatos y su adecuación para el puesto y no sea como hasta
ahora un premio a los más leales.
8.- Creación de un Observatorio contra
la corrupción.
Que coordine
las estrategias de prevención en colaboración con la Fiscalía Anticorrupción,
la Agencia Tributaria y cuantos órganos tengan capacidad de realizar medidas de
inspección y control en relación con las informaciones de corrupción.
9.- Garantizar la restitución al erario
público.
De las
cantidades ilegítimamente percibidas o desviadas como consecuencia de la
corrupción, así como para hacer frente a cualquier tipo de responsabilidad por
daños a la Administración o al dominio público.
Por último
10.-Fiscalización
efectiva y seguimiento detallado.
Del
cumplimiento de los anteriores puntos tanto por las instancias judiciales como
por los organismos y observatorios democráticos e independientes, instaurando
cambios para reforzar su independencia
Deben
incluirse además medidas de protección de las personas que denuncien casos de
corrupción.
Todo lo
anterior es importante, pero no debemos olvidar el esfuerzo que debe hacer la
ciudadanía por interesarse e intervenir en la cosa pública, de lo contrario, de
seguir desentendiéndonos como si no fuese con nosotros, nada servirá para
nada.
Foro Ético
Esta propuesta ha sido firmada y asumida por Bases 20.20
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