La noche electoral de la inesperada victoria del PSOE en 2004, tras el atentado terrorista del 11-M, la ciudadanía nos advirtió: " Zapatero no nos falles". Pero muchos consideran que les hemos fallado. Tanto por nuestra actitud ante la crisis como por el alejamiento de la realidad social. Y nació la desafección por haber olvidado que nuestro fin no era gestionar el poder y menos aún sin molestar a los poderosos.
En esta sociedad globalizada los más ingenuos seguimos pensando que estamos en política para defender el interés general, los valores de la izquierda y tratar de transformar el mundo, desde las cosas pequeñas hasta las utopías cargadas de épica. Si los socialistas lo compartimos estaremos en el camino de superar una situación agónica, recuperar nuestra identidad y la autoestima.
¿Pero cómo recuperar la confianza de la ciudadanía en la política? ¿Cómo puede ganar credibilidad el PSOE en una sociedad indignada y angustiada por el paro, la pobreza y la incertidumbre ante el futuro, la corrupción y los desahucios, la impunidad, la pérdida de servicios públicos y la incapacidad de la política que sigue los dictados de la troika sin dar solución a sus problemas? Lo cierto es que caminamos lentos y desorientados por el desierto y con la pesada mochila de una herencia. ¿Por eso hacemos propuestas por detrás de los acontecimientos? De hecho, perdimos la oportunidad de realizar una catarsis y de resetear el PSOE con ocasión del pasado Congreso de Sevilla hace un año.
Dicen que la Conferencia de octubre dará respuesta a la desafección hacia el PSOE. No lo sabemos. En todo caso, proponemos un relato político propio y creíble que nos diferencie e identifique, que despierte conciencias dormidas e impulse un liderazgo social compartido con la mayoría social de progreso que ilusione y demuestre que cabe la esperanza en el combate contra la crisis. Para ello, defendemos tres propuestas estratégicas que relacionadas configuran el hilo conductor de un relato socialista dirigido a la sociedad:
I. RECUPERAR LA PASIÓN POR LA DEMOCRACIA.
Con el paso de los años la democracia española ha perdido calidad, fuerza y frescura por la acumulación de vicios, por la resistencia de las tendencias conservadoras en el devenir de la democracia, por el excesivo peso de la partitocracia en instituciones cuya función debe gozar de independencia y por una evidente falta de control y actuación de los mecanismos que debían prevenir los comportamientos inmorales y los casos de corrupción.
Asumiendo nuestra responsabilidad, las bases del PSOE hemos de recuperar la pasión por la democracia, empaparnos del espíritu democrático de la Transición y del valor del pacto en defensa del interés común para avanzar con propuestas concretas en el combate contra el desempleo y en favor de una regeneración del sistema político que dé más legitimidad a la democracia. Porque sólo ella puede prevenir, controlar y castigar la corrupción.
Recuperar la pasión por la democracia significa: acabar con la corrupción; poner fin a la opacidad, el desprecio al Parlamento y la imposición de decisiones por el Gobierno; hacer transparentes las cuentas de los partidos; apostar por una reforma electoral con listas desbloqueadas y mayor proporcionalidad; la limitación de mandatos y la no acumulación de cargos, mayor democracia interna en los partidos y sistema de primarias para elegir cargos internos y candidatos con el voto directo de sus militantes; y una ambiciosa Ley de Transparencia que obligue a los partidos, ceoe, sindicatos y casa real.
La legitimación de la democracia y la garantía de la división de poderes exige acabar con la patrimonialización de los entes reguladores y de los organismos constitucionales mediante cuotas de partidos. Es como la prueba del algodón de la regeneración. Me refiero al Tribunal de Cuentas, Consejo General del Poder Judicial, Tribunal Constitucional, Presidencia del Banco de España, Comisión Nacional del Mercado de Valores, Defensor del Pueblo y Presidencia del ente RTVE. El PSOE ha de plantear al Congreso una propuesta con un nuevo procedimiento para la designación de los componentes que contemple sus méritos y prestigio, además de requerir mayorías cualificadas en el Parlamento.
II- OFRECER UN CONTRATO CIUDADANO PARA DIGNIFICAR LA POLÍTICA.
El paquete de medidas contra la crisis de mayo 2010 y la reforma exprés de la Constitución en 2011 supusieron la culminación de un proceso de incumplimientos programáticos rechazado por nuestros votantes. Por ello, recuperar su credibilidad será una tarea muy difícil tras las consecuencias de esta dramática crisis económico-financiera para millones de familias, la permisividad de la corrupción y el desprestigio de la política y las instituciones.
Si a esto unimos el desgaste de la "marca PSOE" porque la ciudadanía nos asocia con la crisis al haber gobernado en su inicio y nos vincula a las consecuencias de las medidas antisociales del PP contra las bases del estado de bienestar, la conclusión es obvia: la desafección de la ciudadanía nos obliga a "reinventarnos" como organización para liderar la respuesta a la derecha, retomando nuestros principios y afanes de transformación.
Si así fuera, tendremos que expresar los nuevos compromisos entre los socialistas y la ciudadanía por medio de un Contrato Ciudadano. Un nuevo contrato político que establezca un marco de relaciones que ayuden a reconstruir juntos el país. Que recoja el compromiso solemne del PSOE de trabajar desde una forma ética de hacer política, con rendición periódica de cuentas de los representantes elegidos, con un concepto más democrático del papel de la ciudadanía que la empodere y la implique en la gobernanza, profundizando cauces de participación, en los tres niveles de la administración, como la iniciativa legislativa popular y la práctica de las consultas y del referéndum. Un contrato para defender juntos una democracia ética y participativa que suponga abrir un proceso de participación ciudadana en la elaboración del programa electoral.
Este Contrato Ciudadano ha de ser bilateral y contemplar, también, el buen uso por la ciudadanía de los servicios públicos y prestaciones del Estado de Bienestar así como el compromiso de cumplir con sus obligaciones cívicas y actuar con responsabilidad social en su entorno. Sería de gran ayuda para dignificar la política y dar contenido real al concepto de ciudadanía.
III. CONSTRUIR UN PROYECTO ALTERNATIVO FRENTE A LA CRISIS, REFORMISTA Y TRANSFORMADOR.
La recuperación del liderazgo social perdido por el PSOE pasa por retomar un fuerte impulso político reformista, 30 años después, para construir, con la participación y complicidad de la sociedad, un modelo planificado de país capaz de afrontar la crisis y de redistribuir con justicia las cargas y sacrificios.
Un proyecto político y económico dirigido a reformar y modernizar las estructuras administrativas y empresariales ineficientes y viciadas; acercar la innovación y el conocimiento a grandes capas de la población y a pequeñas empresas; democratizar las instituciones; adaptar el Estado del Bienestar a las nuevas posibilidades y necesidades para hacerlo viable y eficiente, haciendo posible la devolución a la ciudadanía de derechos y servicios públicos hoy eliminados o recortados por el Gobierno de Rajoy; hacer la reconversión del sector de la construcción; apostar por un tejido económico que se apoye en sectores empresariales con futuro, basados en la innovación y la sostenibilidad, pensando en competir en una economía global; y pedir productividad a empresas y trabajadores para ser competitivos en base a un pacto sobre rentas. En definitiva, contribuir al bien común de la sociedad en su conjunto.
El proceso de transformación pendiente ha de incorporar, necesariamente: un sistema fiscal más progresivo; el combate contra el fraude fiscal; un control efectivo sobre la Banca española y las decisiones de las grandes empresas; la racionalización y configuración federal de un modelo territorial que sea eficiente y aporte cohesión a un Estado plurinacional y multicultural; la modificación y el refuerzo del sistema de educación y sanidad pública; y la defensa de un nuevo programa para una Europa más social y democrática de la mano de los Partidos Socialistas y Socialdemócratas europeos, que ha de abordar esa pretendida "utopía" de incidir en la regulación de los mercados especulativos y actuar sobre los paraísos fiscales.
Ante la dimensión de las transformaciones señaladas, la reforma de la Constitución no puede convertirse en un objetivo en sí mismo sino en una herramienta decisiva de apoyo a estos retos estratégicos que fortalezcan la cohesión social en España. El proyecto del PSOE ha de ser alternativo al modelo ideológico de la derecha y vincularse a una revisión constitucional transformadora.
Para recuperar la confianza necesitamos capacidad propositiva, un proyecto participativo y dirigentes creativos con quienes identificarlo, sentido de la anticipación y una estrategia de acciones inmediatas con la que afrontar los efectos de una crisis que hunde sus raíces más allá de la explosión de la burbuja inmobiliaria. Porque la crisis es producto de los intereses antidemocráticos de los mercados financieros especulativos en un sistema económico que nos repugna por injusto al provocar las desigualdades, así como de la falta de coraje para establecer mecanismos reguladores a nivel internacional.
Odón Elorza, Diputado Socialista.
Beatriz Talegón, Secretaria General de la Unión Internacional de Jóvenes Socialistas
(IUSY).
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