En la Constitución de 1978 se estableció en nuestro país, después de 40 años de dictadura, un sistema político en el que los partidos se situaban como el eje fundamental sobre el cual giraba todo el sistema.
El articulo 6 de nuestra Constitución establece que "los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política. Su creación y el ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto a la Constitución y a la Ley. Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos".
La falta de cultura política y la bisoñez de nuestra sociedad, en términos de funcionamiento democrático, hizo necesario otorgar a los partidos un papel, no sólo como catalizador de la voluntad ciudadana expresada en las urnas, sino también otorgándoles un cierto tutelaje sobre una sociedad inexperta que inciaba un proceso de transformación marcado pr grandes tensiones sociales, económicas y políticas.
Han pasado 35 años desde entonces, la sociedad ha evolucionado a todos los niveles, en poco se parece la España de hoy a quel país en blaco y negro de los años 70. Pero sin embargo el sistema político que tenemos, el funcionamiento interno de los partidos y el propio modelo de democracia repesentativa se mantiene prácticamente inalterables dsde hace más de tres décadas.
Esta disfunción está en la génesis de la actual situación de alejamiento y desafección de la ciudadanía respecto a los partidos y respecto al propio sistema político. Si pretendemos resolver esta situación sin abordar el origen del problema fracasaremos. Por ello se hace más necesario que nunca plantear una profunda transformación del funcionamiento y de la organización interna de los partidos, sólo de esta manera conseguiremos que los ciudadanos vuelvan a considerarlos “instrumentos fundamentales para la participación política”.
Por ello, defendemos junto con otras medidas una regulación legal y real del funcionamiento de los partidos políticos en España que siente de manera definitiva las bases de un sistema de partidos profundamente democrático en su funcionamiento interno y por ende en su relación con los ciudadanos. Lo defendemos porque creemos que la única manera de que quienes representan a la ciudadanía no sean visualizados como extraños, ajenos y alejados de la realidad cotidiana de los ciudadanos a los que representan. Deben estar tan pegados a la realidad que ningún problema de ninguna persona les resulte ajeno, que tienen la responsabilidad de acertar, que es vital evitar los intereses ajenos al interés general y que la transparencia y la rendición de cuentas debe ser la regla y no la excepción.
Es prioritario también para nuestra sociedad dar sentido a la militancia política y hacerla atractiva porque durante demasiado tiempo desde los partidos y con una importante aquiescencia social se ha trabajado con un sistema más propio del despotismo ilustrado que de uan sociedad verdaderamente democrártica, moderna y avanzada, tanto en la gestión de la “cosa pública” como en la vida interna de los partidos; todo por el pueblo pero sin el pueblo, todo por los militantes pero sin los militantes.
Si los ciudadanos sufren los problemas, en ellos tiene que estar la solución y en cualquier caso tienen que participar en la misma y no sólo a través de quienes les representan en las Instituciones. Esta realidad se puede trasladar también a los militantes y simpatizantes de los Partidos. Si empezamos por cambiar el modelo de participación y de toma de decisiones dentro de las propias organizaciones políticas, seremos capaces de impulsar también una verdadera transformación democrática en nuestra sociedad, reconstruyendo un vínculo esencial entre electores y elegidos, entre votantes y represententes, lo cual constituye sin duda la principal fuente de legitimidad de cualquier sistema polítco y que hoy en nuestro país se encuentra en una situación crítica.
La solución a la crisis socioeconómica y política que estamos viviendo no es por tanto menos democracia sino más y mejor democracia, mejor y más profunda. Con más y mejor política y con más y mejor democracia saldremos antes de esta crisis y saldremos mejor y además podremos evitar con mayor eficacia y eficiencia crisis posteriores del estilo de la actual.
En el ámbito interno, todos los Partidos Políticos deberían contar por Ley con procedimientos verdaderamente democráticos de toma de decisiones, en los que tuvieran la oportunidad de participar todos y cada uno de sus militantes en el caso de la elección de sus direcciones políticas en los diferentes ámbitos y también de sus simpatizantes para la elección de sus candidaturas a las elecciones.
Por tanto, ninguna formación política debería poder presentarse a unas elecciones sin ser absolutamente democrática en su ámbito interno y ello implica que tanto las personas que las lideran como los proyectos que representan y desde luego sus candidatos y sus programa electorales deben haber sido elegidos y decididos directamente por el conjunto de sus miembros y no solo a través de un sistema indirecto de delegados, que a su vez eligen a otros delegados, y que tampoco rinden cuenta a los primeros de las decisiones que finalmente han llevado a cabo en los procesos internos correspondientes.
Hace unos años parecía interesante, positivo y oportuno pasar de una democracia representativa a una democracia participativa en nuestro país, pero la bonanza económica lejos de traer más sentido común en este aspecto, provocó una relajación del control democrático en todos los ámbitos: políticos, institucionales, económicos, sociales, financieros, etc
Sin duda tenemos una enorme tarea por delante que tiene también que ver con mejorar el grado de interés por la “res pública” en unos tiempos en el que tiene un papel preponderante la atención hacia cuestiones personales de cada cual, toda vez que los postulados más individualistas del neoconservadurismo de los últimos años ha llegado a su culmen a nivel mundial.
La fórma de implicar a las personas en la toma de decisiones no es otra que hacerla partícipe de las mismas. El PSOE, que ya fue ejemplo en su momento con la instauración de las conocidas y finalmente poco practicadas primarias (salvo en casos muy excepcionales), tiene la obligación política y cívica de liderar de nuevo estos mecanismos de participación democrática, no ciñendose únicamente a la elección de su candidato/a a la Presidencia del Gobierno de la Nación, sino también para el resto de candidatos en Comunidades Autónomas y Ayuntamientos y por descontado para la elección de sus órganos internos.
Por ello, hoy es absolutamente imprescindible impulsar ese cambio, empezando por las organizaciones políticas y configurando un nuevo Contrato Social en el que verdaderamente sean los ciudadanos y ciudadanas su eje central.Porque nos estamos jugando nada más y nada menos que nuestro futuro como Sociedad.
Laura Oliva y Guillermo Magadán
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Muy buen análisis.
ResponderEliminarDemasiada gente piensa que esto es lo único que hay y no es así. UK, USA, Suiza tienen sistemas que permiten a los ciudadanos interactuar de manera directa con sus representantes y así aprobar leyes, referéndums o ejercer presión. Una democracia saludable no es un voto cada cuatro años. Menos mal que Jordi Évole lo ha mostrado en la televisión.
Hay maneras muy sencillas de evolucionar a un sistema más participativo. Que los diputados tengan que mantener reuniones mensuales en la circuscripción que les da el escaño; que tengan que habilitar Facebook, twitter e email para responder a sus votantes; que los partidos presenten dos personas por puesto para que los ciudadanos escojan (hasta que se implementen listas abiertas).
Todas estas cosas se podrían hacer mañana mismo prácticamente sin coste.
Estas propuestas junto con otras para regenerar la política (obligación de presentar patrimonio, no presentarse a una cargo después de haber perdido) están en la siguiente petición de change esperando firmas
https://www.change.org/en-GB/petitions/partidos-pol%C3%ADticos-espa%C3%B1oles-implementen-las-siguientes-medidas
Además tengo más propuestas sobre otros temas económicos y sociales en mi blog tangledpolitics.wordpress.com
Un saludo y de nuevo felicidades por el artículo.
El artículo 1º de la Constitución reconoce que "España se constituye como un Estado Social y democrático de derecho", además de los partidos políticos la sociedad organizada está equiparada con la misma legitimidad que el Estado en la persecución de los intereses generales.
ResponderEliminarTeniendo las Asociaciones derechos a espacios en los medios de comunicación para defender sus intereses legítimos, donde tenemos que trabajar es en vertebrar mejores asociaciones que puedan interactuar en los asuntos que les afecten.