"Todos son iguales", ”este país es un país de corruptos y sinvergüenzas”, “en cuanto alguien tiene ocasión roba”, “quien no lo hace o no se corrompe es porque no ha podido”, “ nadie paga por sus ineficacias, sus ineficiencias, sus errores” ,”nadie paga por sus delitos”, ”la ley no es igual para todos”, “la justicia se retuerce para acomodarse a los intereses de algunos”, “los partidos a los que votamos son una fábrica de amiguismos, clientelas, nepotismos, endogamias y mentiras”, “lo único que interesa es el poder por el poder, sin que luego tan siquiera se sea capaz de ejercerlo”.... que los políticos, malo; que los sindicalistas, peor; que los jueces sinvergüenzas; que los funcionarios vagos; que los trabajadores defraudadores, que .... No hay colectivo alguno que se salve, no hay un solo grupo al que otro no haya atacado con saña.
Y así, en esta España, la desesperanza cabalga a sus anchas.
Quienes se sienten “de izquierdas”, progresistas, miran al PSOE y entre que tiene que quitarse el polvo de esos años en que su política ha sido más liberal que socialista, y sus peleas internas que impiden un discurso común, no se sienten cómodos. Miran entonces a IU, amalgama también de discursos tan diferentes como los de Extremadura y Andalucía, y no encuentra esa izquierda moderna, pragmática que aporte soluciones a esta crítica situación.
Porque no se puede hablar de funcionamiento democrático y mantener las oligarquías de poder e impedir el acceso de savia nueva a las organizaciones, no puede apostarse en los medios por organizaciones del siglo XXI y no permitirse a los ciudadanos aportar a través de plataformas web o mecanismos de participación on line, no se puede exigir e incluso legislar un determinado funcionamiento de la Administración y consentir lo contrario mirando a otro lado en función de no se sabe que oscuros intereses.
Hay muchas personas que están no hartas sino disconformes, no desoladas sino discrepantes, quizá agotadas, pero no aburridas sino expectantes, deseosas de que entre todos hagamos algo, que desde la izquierda se dé un paso al frente, empezando por su propio funcionamiento, para adoptar soluciones que sean referente del progresismo y nos animen a confiar de nuevo en una manera solidaria de guiar los destinos del país.
Los ciudadanos tenemos necesidad de que alguien pague por sus actos, responda por su ineficacia, vaya a la cárcel si ha cometido delito o sea inhabilitado por siempre para el ejercicio de cargo público.
Los ciudadanos sabemos perfectamente distinguir el polvo de la paja, y ya no consentimos que se mire de reojo si hay algún implicado en corrupción , no aceptamos que no se adoptan medidas contundentes contra esas maneras ilícitas, queremos actitudes ejemplares y ejemplarizantes, queremos que se nos demuestre con hechos y no con palabras que los corruptos van a tener muy difícil corromperse porque se establecen mecanismos adecuados para impedirlo, pero que si pese a todo el corrupto consigue su objetivo, la sociedad entera, empezando por el partido en que milite, le lance la piedra del desprecio público, del descrédito y le imponga las sanciones que hayamos decidido le corresponden, sin trampas, sin prescripciones, sin apelaciones a causas y a tiempos judiciales, sin defensas numantinas, sin mentiras.
De no ser así la indignación, la irritación, el cabreo que nos brota de los poros, seguirá arremetiendo contra todos, porque no podemos diferenciar a los unos de los otros. No tenemos argumentos para hacerlo.
Pese a todo, y por ello estoy en foro ético, creo que acabaremos encontrando salidas por escondidas que estén. Aparecerá un nuevo ideario emancipador reequilibrador de este futuro injusto del que nos quieren convencer. El esfuerzo, el trabajo, la generosidad y la justicia más pronto o más tarde, ganarán.
Otilia Armiñana Villegas
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